lunes, 15 de junio de 2009

Clifford Seminario

Cuando no distingues cuál es el apellido y cuál es el nombre es señal que algo no anda bien.

A ver a ver. Nombres “peculiares” por decirlo de alguna manera, hay en todas partes. Desde los hijos de Beckham (Brooklyn, Romeo y Cruz) hasta la protagonista de la nada discriminatoria película “Madeinusa”.

Es que a decir verdad, hay que ser bien hijo de puta pá ponerles a sus hijos un nombre que definitivamente va a ser burla de todos. En este instante estoy en mi clase de Apreciación del arte y a mi costado está un weón que se llama Gerald. Le digo.

-“Gerald ¿tienes liquid?”
-Sí, toma- me contesta- pero dime Chito nomas.

En ese momento visualize el momento más intimo que tuvo Gerald con su madre desde el parto. Cuando le pregunto entre lagrimas porque le había puesto ese nombre

Imagínense. Y eso que Gerald es un nombre. Imaginate Madeinusa, Usnavy, Usmail o Gualdisney. Seguramente esos padres lo hicieron porque les sonaba bonito y no con mala intención. Pero cuando le ponen Washington, Dixon, (o quien sabe algún desquiciado les ponga Goku, Rambo, Chimpandolfo, no sé) ya ya ahí si no es gracioso, ¡Estamos promoviendo los suicidios infantiles padres irresponsables!

Hoy quiero rendirle un pequeñísimo homenaje a la forma impresionantemente creativa de ponerles nombre a los hijos que tenemos los peruanos (cuando no llegamos a excesos), en especial los papas de los futbolistas de la misilera rosada. El glorioso Sport Boys del Callao, la camiseta más creativa, el nombre más creativo, el que nos presenta a las nuevas figuras del futbol peruano Whladimir Araujo, Jefferson Chang, Dixon Odoñez y en especial al gran Clifford Seminario, la musa de esta entrada.


PS. Saludos a la adoradora de Pizango, Q'orianka Kilcher, que en un dialecto amazónico-greco-romano significa, CALLATE COJUDA.

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