viernes, 26 de junio de 2009

Descubriendo a Osvaldo.



Todo el mundo habla siempre de Mario Vargas Llosa y Alfredo Bryce Echenique y nadie nunca menciona a Osvaldo Reynoso.

Sucedió en mi clase de Literatura, en la Universidad de Lima. Teníamos una gruesa separata con un poco más de quince cuentos. Había un par de Cortázar, uno de Juan Rulfo y también “El Sur,” que es el único cuento de Borges que soporto. Otro que leímos fue un cuento de dos partes llamado “Cara de Ángel,” de un tal Osvaldo Reynoso. El profesor nos mencionó que era un extracto de un libro llamado “Los Inocentes.”

El libro fue publicado allá por el año 1961 y, como todo buen libro del ‘boom’ latinoamericano, causó escándalo. Describía los pensamientos de jóvenes de clase baja de una forma franca, honesta. ¿Y en qué piensan los jóvenes? Mario Vargas Llosa tituló un artículo, en el que criticaba a la gente que quería censurar el libro, “¿Pero Qué Diablos Es la Pornografía, De Todas Formas?” En él, argumentó que el trabajo de Reynoso no debía ser censurado solo porque trataba al sexo de una forma explícita, y que llamarlo pornografía suponía que no tenía ningún valor artístico, algo que a “Los Inocentes” le sobraba.

Leído ahora, el contenido de los cuentos es mucho menos chocante. Claro, hay sexo entre hombres, masturbaciones, violaciones, hasta bukakes, pero hemos visto todo eso antes. Lo que sí sorprende es qué tan bueno es. Reynoso hace la técnica del stream of consiousness mejor que cualquier autor que he leído, mejor que hasta Joyce, quien prácticamente la creó. Se mete a la mente de personajes, viaja por sus recuerdos a mil por hora, sigue sus pensamientos mientras que se duermen, mientras que sufren, mientras que se aburren, el diálogo interno es exquisito. La narración, en tercera persona, es casi periodística.

Cuando terminamos de leer “Cara de Ángel” en la clase sonreí. Tenía un autor nuevo que descubrir.


Osvaldo Reynoso nació en Arequipa, exactamente treinta años antes de publicar “Los Inocentes.” Antes de eso había ya hecho algo de poesía, pero fue con sus cuentos y novelas que se volvió famoso. El subtítulo de “Los Inocentes” es “Lima en Rock,” y el libro trata sobre jóvenes chupando, fumando, tirando y sacándose la mierda entre ellos. Seis años después publicó una novela llamada “En Octubre No Hay Milagros,” un tanto más conocida, y que generó igual de controversia.

Ahora está enseñando en Arequipa y es una de las pocas razones por la que me aventuraría a ese maldito departamento.

Me olvidé de Reynoso unos días después de leer el cuento. Estaba ocupado haciendo otras cosas. Un par de meses después, estaba esperando a alguien en el Óvalo Gutiérrez. Me metí a Crisol y pregunté si tenían algo de él. Me entregaron dos volúmenes, de unas quinientas páginas cada uno, que recolectaban su prosa completa. Me los compré unos días después, y los terminé de leer hace una semana.

Me olvidé de Reynoso unos días después de leer el cuento. Estaba ocupado haciendo otras cosas. Un par de meses después, estaba esperando a alguien en el Óvalo Gutiérrez. Me metí a Crisol y pregunté si tenían algo de él. Me entregaron dos volúmenes, de unas quinientas páginas cada uno, que recolectaban su prosa completa. Me los compré unos días después, y los terminé de leer hace una semana.

Es tan bueno que da ganas de llorar.

Desde las crónicas periodísticas hasta la poesía, todo es bueno. Absolutamente todo. Lo mejor claramente son los cuentos. ¿Por qué es que no enseñan a Reynoso en las aulas de los colegios? ¿Por qué es que nadie lo lista como uno de los mejores autores latinoamericanos? Debería estar siempre ahí, junto a Vargas Llosa y Cortázar, junto a Ribeyro y Bolaño. En los cincuenta había algo llamado prosa urbana realista. No hay mejor ejemplo de ese tipo de literatura que la que está en estos tomos.

Me gustaría poder escribir así. Encontrar la voz de las personas y plasmarlas en la página, hacer que suenen como individuos verdaderos. Pero no puedo. Hay muy poca gente que lo hace. El hecho de que a Perú le hayan dado a Mario Vargas Llosa, a Ribeyro y a Osvaldo Reynoso es un maldito milagro.

Hace poco un artículo argentino llamó a Reynoso “el secreto mejor guardado de la literatura peruana.” Por favor, no sean tan idiotas y descúbranlo de una buena vez.

Una Última Cosa: aquí hay una entrevista de Perú21 a Reynoso. Se tiene que admirar a un hombre que le ofrece Pisco a su entrevistador a las once de la mañana. Por aquí hay otra. Aunque la entrevista está incompleta, Reynoso logra insultar a Bayli y Roncagliolo (escritores "light," literatura "basura") en un par de oraciones. Igual lo queremos.

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