Una sensual voz – Caramelo, caramelo- se escuchaba no muy lejos del micro en el que me estaba regresando del centro de Lima, luego de comprar películas (en el paraíso llamado polvos azules) cuando de pronto cambio y se escucho del mismo lugar de donde provino esa voz un más que varonil –Déjame subir pe barrio, ¡déjame subir carajo!- mientas un robusto cholo de unos 30 años empujaba ligeramente al esmirriado cobrador que se veía vencido ante este hombre con peluca roja y pelo en pecho quien volvía al personaje de voz sensual que repetía:
- Caramelo, caramelo, QUITEME, mi caramelo.
Es ahí donde los pasajeros, luego de observar a este hombre que intentaba vestirse como nuestra octogenaria y querida vedete Monique Pardo, se dieron cuenta que les estaba vendiendo caramelos de limón.
- …. QUITEME mi caramelo 2x0.50 , 4x1.00 dime si no lo valgo.
Continuaba con esa voz que producía decenas de risotadas mientras todo el bus llamaba a esta versión de Monique Pardo para “quitarle sus caramelos” por más que estuviese cobrando 150% más de lo que costaría normalmente.
Yo por supuesto me sume a la actitud chonguera de todo buen peruano y le compre 4 caramelos al amigo Monique, pero mi risa ceso súbitamente cuando por la ventanilla deje de ver a Monique y vi a un hombre triste y avergonzado por tener que salir a la calle vestido de mujer como único recurso para simplemente sobrevivir. Grande Monique. No tienes de que avergonzarte.
sábado, 18 de abril de 2009
Caramelo, caramelo
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