La baba de caracol está teniendo mucha acogida en el mercado debido a sus funciones medicinales como las de aliviar inflamaciones, o desaparecer cicatrices. Mucha gente sabe que el método para obtener esta sustancia tan efectiva es recogiendo la baba que dejan en el camino los caracoles al andar; pero lo que no saben es que no se trata de la baba de cualquier caracol, tienen que ser unos caracoles especiales que se caracterizan por su pequeño tamaño y por tener esta baba con bondades medicinales. Es por esto que el precio de dicha sustancia es tan alto y viene siempre en cantidades pequeñas.
Una característica de nosotros, lo peruanos, es que nada ni nadie constituyen un obstáculo si lo que queremos es vender nuestros productos (sea positivo o negativo el método que vayamos a usar para lograrlo), en otras palabras, para la mayoría de comerciantes peruanos el fin si justifica los medios, y es en este punto donde entra la creatividad criolla que de tantas nos salva. Pues bien, en el ámbito de la venta de la baba de caracol también funciona esta ley, y lo digo porque en el tan conocido mercado central se da este hecho. Pues bien, existen algunos vendedores que ponen en su mostrador unos caracoles enormes sobre una tabla de madera (que no son los que tienen la baba de caracol medicinal), conseguidos de los jardines o de otros lados, y venden el producto obviamente a menor precio por el animal no fue complicado de conseguir, y como es muchísimo más grande transmiten una sensación de mayor producto a menor precio a los compradores.
No cabe duda que cuando se trata de vender, el peruano no tiene limites.
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