martes, 7 de julio de 2009

Cronicas Anonimas II


Cuando uno actúa como es, siempre le van a caer un par de cachetadas y golpes de personas que realmente no llegamos a conocer. Se supone que el peruano está de moda, es un tipo que no tiene problemas y menos que tiene complejos, entonces ¿por que es que cuando actuamos como somos nos trae problemas? Doy un ejemplo clásico en mi ser. Yo soy muy suelto, y no me gustan las personas que se creen algo que no son, como chicas que se la dan de expertas en el sexo, o peor aún que piensan que el sexo opuesto es el peor. Y digo chicas porque se dice que son el sexo débil, pero al contrario mis queridos lectores, ellas son el sexo fuerte. ¿Por qué? Bueno, como van a ser las débiles si nosotros somos los tarados que vamos detrás de ellas, nosotros como hombres somos los que siempre les perdonamos todo y siempre las ayudamos en todo. Dicho esto, regreso a mi primer punto que es la actitud de uno mismo. Siempre vas a encontrar a una reinita de la papa que viene a dárselas de “rica” (utilizando el léxico urbano) y va a tratar de dejar su rastro de sabelotodo.

En una reunión hace un ano mas o menos, me encontré con uno de estos especímenes. Lo que pasaba era que trataba de convencer a un amigo que deje que su enamorada vaya sola en taxi a su casa, porque claro, el tonto quería acompañarla hasta su casa que queda en Ate para luego regresar de regreso a la reunión y seguir con la festividad. Vale anadir a esto que era su cumpleaños, todos estábamos en su casa festejándolo y sacrificando un jueves en Aura para estar ahí con los “locals”. El papanatas pensaba que su enamorada no era capaz de llamar un taxi seguro, a lo que seguro de seguridad, y regresar a su casa. Su enamorada me cae muy bien, y francamente no la culpo, si mi enamorado me ofrece dejarme en mi casa sin que yo pague un sol, entre por favor. El problema era su amiga, la reina del chocho, la señorita que quería un pony por su cumpleaños y una torta de seis pisos. Le decía a mi amigo que no sea tarado, déjala que se suba a un taxi y quédate chupando conmigo, pero la chica arrancó: “Pero está bien, que la deje en su casa, como va a dejar que se vaya sola, si el es EL HOMBRE.” Apenas dijo eso, voltee y le metí una cachetada tan dura que la desmayé. Hubiera sido bonito, pero lo único que atiné en hacer fue darle el ojo del mal. Me pareció un buen momento para arrancar con la Inquisición. “¿Que crees ah? ¿Que porque es mujer tiene que ir un hombre a pagarle el taxi? ¿Acaso se casaron y el la mantiene?”. Claro que ella respondió con lo más esperado: “Pero si ella es mujer, tu amiguito acá la tiene que dejar en su casa, si le pasa algo en el camino no va a tener a nadie para que la cuide.” En ese momento me di con que un taxi seguro que tiene una central y un GPS era capaz de robarle a una mujer, claro que floro no. La chica era terca y seguía con el chiste que porque era mujer tenía que estar acompañada. Yo hasta ahora no entiendo porque es que los hombres tenemos que encargarnos de las chicas, tan estúpido como “los hombres no lloran”.

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